
El día que nos encontramos, cada uno estaba avanzando en su propio camino, trabajando en nuestras propias metas, y lugar, por un acto valiente llego aquel: «Hola», que principalmente ignore, porque la vida es así jaja, pero cuando elegí el camino de la amabilidad, resulto por sorpresa un espacio seguro, un trato cordial y en principio una amistad nueva.
Gracias por un paso valiente a mi parecer, por aguantar las mil preguntas y más que se ocurrieron en el camino, y por también hacer preguntas complicadas, porque ¡ah! que mal me va que alguien me confronte tanto, que me hace pensar, normalmente los demás dan por hecho que no es necesario creo (piensan que uno sabe y pues a veces no es así).
No había desbloqueado tanto confianza y trabas mentales pasadas, algunas conscientes, otras bien escondidas pero que salen un día y te toca escucharlas, y acompañar mientras las enfrento, ni como sanador ni salvador, pero como compañía que hace que recuerde que son cosas que toca enfrentar, pues gracias por no ser salvavidas, pero igualmente no dejarme hundir.
También es bueno estar ahí cuando al que le tocan las luchas es a ti, porque también te llegan esos momentos.
No intente rescatarme del pasado, ni acomodarme a los gustos que tenías, la libertad de ser simplemente yo fue algo hasta podría decir nuevo, ya que fueron muchos años intentando ser mi yo de antes de que algo se rompiera, pero bueno, hay otros caminos para saber sanar y no necesariamente se pegarán aquellas partes.
Me ayudaste a entender cosas, que a veces en el fondo buscaba, me dejaste conocer esa parte de tus desiertos internos y luchas, y eso me ayudo a saber que está bien y se puede salir de ahí con bien.
Nos encontramos en un momento de mucha libertad, así que por eso fue bueno acompañarnos, por el momento el camino sigue… cuan bueno es, ser quienes somos y avanzar.